lunes, 31 de mayo de 2021

Pendiendo de un hilo.

 Me pierdo, siento que nada tiene sentido y que las bases que sostienen mi vida están por derrumbarse y desaparecer; el miedo se apodera de mí, no puedo respirar, finjo estar bien y procuro mostrarme fuerte. Sin embargo, en la soledad de mi habitación las lágrimas caen por sí solas, el temblor en mis manos y piernas se hace más fuerte y la sensación de no poder respirar crece segundo a segundo.

Pensar en la posibilidad de perderlos me aterra, pero sé que puede pasar, sé que el ciclo natural de la vida es que así sea, pero no estoy lista ¿quién está listo? ¿se puede estar listo? Me consuelo pensando en todos los momentos que hemos compartido, pero siento que me falta más, necesito más segundos, minutos, horas, años para disfrutarlos, para verlos sonreír, para ser felices; me cuestiono todo, no sé si he actuado bien, no sé si tienen claro que los amo, que son mi motor, que son todo lo que tengo y lo que me aferró a vivir cuando sentí no poder más.

Cuando tengo oportunidad de hablarles se los digo, les digo que estén tranquilos, que aquí todo está bien, así la realidad sea otra, trato de transmitirles paz, me cuesta hacerlo, pero lo intento.

Respiro profundo, quiero verlos bien, cuando intento dormir sueño con ellos, les sonrío en mis sueños, pero no puedo tocarlos y eso me frustra; el miedo me carcome viva, no quiero despertar y enfrentar esta aterradora realidad; me duele, sé que nos duele y quizás solo mis hermanas y yo entendamos a la perfección ese sentimiento.

Los amo, los extraño y los necesito.