miércoles, 24 de mayo de 2023

Oliendo estrellas.

Ilustración: Conrad Roset
Me miras profundamente, me pierdo en tus ojos, siento como se me acelera poco a poco el corazón, me muerdo el labio casi por inercia; me besas, siento tu lengua en mi boca y la humedad aumenta entre mis piernas, las cuales aprieto para contenerme un poco. La ropa empieza a sobrar y termina tirada en el suelo de la sala y la cocina; siento tus besos en mi cuello, tu respiración en mi oído y tengo un torbellino dentro de mí.

El mesón y el sofá nos reciben esta vez, entras en mí y en cada entrada siento fuego que sube por mis piernas y termina en mi boca, el hielo se nos derrite rápidamente, imagino que es por el calor que nos envuelve; tus manos son como llamas, ardes, ardo, ardemos en placer; amo tu fuerza, disfruto ver tu placer, se acerca el fin y nuevamente aprieto mis piernas pretendiendo detener el reloj, el placer y tu ser en mi ser; la fuerza se me desvanece en todo el cuerpo y floto, toco el cielo, veo el aire, huelo las estrellas y nada tiene sentido cuando todos mis sentidos se unen para sentirte y sentirme.

Te miro, me miras y con un beso y una sonrisa sellamos una vez más nuestro estupendo y exquisito encuentro.