martes, 7 de septiembre de 2021

Escribir-te


 Ninguna letra es perdida, ninguna se escribe en vano, pero que bien se siente dejar de escribir de amores no correspondidos, de sexo casual y escribir de un amor que te transmite paz; las mariposas en el estómago no están, hay una sensación de tranquilidad, paz y plenitud, casi imposible de describir; era escéptica, aún me queda escepticismo, pero día a día trato de lidiar con el para no dañar lo que estamos construyendo.

Él, él se metió en mi vida de la nada, sin mayores pretensiones, pero llegó despojándome del miedo a querer de nuevo, llegó cuando yo acababa de ajustar todo lo que otros habían dañado, gracias a la licencia que les había dado para que hicieran conmigo lo que quisieran.

Lo veo y solo pienso y pido para que la vida me siga premiando dejándome despertar a su lado, que podamos seguir soñando y construyendo, que sigamos riendo de las cosas que nos pasan y que me siga enseñando a jugar póker. Tenerlo ha sido un aliciente cuando he sentido que todo se desmorona; ha guardado silencio cuando solo quiero llorar y me ha dado la mano para decirme que todo estará bien, cuando lo he necesitado.

Nos hemos dado conciertos desafinados, nos hemos emborrachado hasta quedarnos dormidos y al otro día hemos reconstruido lo sucedido la noche anterior a punta de risas, decidimos emprender y hemos reído llorado con nuestro proyecto; pero estamos llenos de ilusiones.

Estoy feliz, estoy tranquila, no es mi otra mitad, porque siempre estuve completa, no sé cuanto va a durar esto, pero hoy es mi amor, el amor de mi vida, el de mi día y el que me hace suspirar mientras escribo estas letras y pienso en sus ojos cafés que me encantan cada día más.